2022 marcará un segundo año de crecimiento: alrededor del 5%

Con el cierre del año ya se empieza a proyectar cómo viene 2023. Podría ser un tercer año de crecimiento, aunque cada vez más moderado.

De cara a la difusión oficial del índice de actividad económica para el mes de diciembre y el cierre de 2022, las estimaciones señalan que el crecimiento del año rondará el 5% en tanto que, proyectado a lo podría pasar en este 2023, se prevé un nivel cercano al 2% del PBI.

Esto significa que, luego de un inicio marcado por un fuerte dinamismo de la actividad económica -con un rol clave de la producción industrial por la continuada recuperación tras la crisis de la pandemia- y su impacto favorable en el crecimiento del empleo, el año terminaría con una desaceleración que sellaría un segundo año consecutivo de crecimiento, aunque más moderado que el anterior. 

Según datos del Estimador Mensual de la Actividad Económica (EMAE) del Indec, 2022 registró tres caídas consecutivas en el último cuatrimestre: septiembre (-0,2%), octubre (-0,5%) y noviembre (-0,7%). Además, en ese último mes, si bien en la comparación interanual tuvo una suba del 2,6%, fue la menor de los últimos 20 meses.

De cara al dato de diciembre que se conocerá esta semana y considerando la desaceleración de la actividad luego de dos fases claras de recuperación, la de 2021 y hasta mediados del 2022, las consultoras privadas señalan que la economía “se habría ubicado levemente por encima del 5,5%”y hay algunas que proyectan un número menor, “el 2022 finaliza con un crecimiento acumulado de 4,4%, basado principalmente en el arrastre estadístico que dejó 2021”.

Por su parte, desde el Ministerio de Economía nacional evalúan que estará «muy por arriba del 5%» en 2022, en tanto que lo estimado en el presupuesto establece un crecimiento del 2% del PBI para 2023.

El cierre de 2022

Los informes de consultoras privadas coinciden en que la tendencia a la baja en la actividad ya registrada en los últimos meses del año pasado se mantendría también en diciembre, llevando a un cierre de año con “mayor contracción”.

Según Ecolatina, es posible advertir “una suba mensual acotada en diciembre” y “estimando una mejora interanual superior al 2% en el último mes del año, el crecimiento de la economía se habría ubicado levemente por encima del 5,5% interanual en 2022”. Además, señaló que “el arrastre estadístico terminaría siendo considerablemente menor al del año previo, mientras que 2021 había dejado un arrastre que superó los 3 puntos, el arrastre que deja 2022 sería de alrededor de 0,5 puntos”.

Para la consultora LCG, también “se proyecta un crecimiento del 5,5% acumulado anual, el cual esconde el arrastre estadístico de 2021. En efecto, medido contra diciembre 21, el año cerraría con un crecimiento cercano a 2,5% anual”. En cuanto a los sectores de actividad, explicó que “la industria cierra el año con un crecimiento del 4% promedio anual, a pesar del contexto de restricción de importaciones. De todos modos, la variación a diciembre fue del -3% anual, lo cual deja entrever cierto agotamiento al modelo de crecimiento del sector”.

Por su parte, desde el CEPA consideraron que si bien la economía “aceleró su nivel de retroceso en noviembre (-0,7%) igualmente cerraría el año en torno al 5,5% en relación al 2021”. En esa línea, “con el nivel de actividad de noviembre proyectado al 2023, no hay crecimiento por ventaja estadística”.

Los datos de Orlando Ferreres (OJF) para el mes de diciembre anticipan que “el nivel general de actividad registró una caída de 0,5% interanual”, en tanto que “el acumulado de 2022 dejó una expansión de 4,8%”. En el caso de la Industria Manufacturera valoró que “afectada por la menor producción en el sector automotriz, en la industria de minerales no metálicos y en la elaboración de aceites, la actividad anotó una caída de 1,3% anual en diciembre, mientras que la medición sin estacionalidad reportó una baja de 0,3% respecto de noviembre. De esta manera, el sector manufacturero acumula para 2022 un crecimiento de 4,8%”. En el caso de la Agricultura y Ganadería “mostró en diciembre una contracción de 16,9%, afectada por la sequía que impacta principalmente en la campaña triguera, para la que se espera una producción 50% menor a la del año pasado”.

El informe de actividad de EcoGo también anticipó que “en diciembre la economía se contrajo un 0,5% respecto a noviembre. Esto se vio principalmente impulsado por una contracción del sector de servicios y del rubro de impuestos a los productos, donde destaca la caída de los impuestos a las importaciones”. En términos interanuales “la actividad exhibe una variación negativa de 0,6%. La caída interrumpió una racha de casi dos años de subas. A pesar de ello, 2022 finaliza con un crecimiento acumulado de 4,4%”.

En cuanto a las estimaciones oficiales, en enero de este año el ministro de Economía, Sergio Massa, aseguró en una nota periodística que el PBI del 2022 estará «muy por arriba del 5%» y remarcó que «se puede pelear contra la inflación y ordenar el gasto sin enfriar la economía y plantear ajustes dolorosos».

Proyecciones para 2023

De cara a este año, lo que ocurra con la acumulación de divisas aparece como el eje central de las posibles proyecciones de crecimiento.

Par la consultora LCG “se espera que la actividad se vea resentida por la actual sequía que afecta la campaña 2022/23Consecuentemente, con una menor oferta de divisas, esperamos que se pronuncien los esquemas de control de importaciones, lo cual tendrá su correlato en la disponibilidad de insumos para el normal funcionamiento de la industria.”. Por su parte, en cuanto al sector de la construcción “esperamos que mantenga un sendero de crecimiento, aunque algo más magro al exhibido durante 2022”.

Desde Ecolatina, en tanto, proyectaron “un crecimiento más acotado que en 2022, que estaría en torno al 1,4%. Entendemos que de no mediar shocks (exógenos o endógenos) una recesión podría evitarse, pero no la tendencia hacia la moderación del crecimiento”. La consultora destacó, entre sus argumentos, “la caída en la producción agrícola, un sesgo más contractivo de la política económica en un contexto donde las tasas de interés se intentarán mantener en terreno positivo y donde no habrá margen para expandir el gasto primario en términos reales, una exigente meta de acumulación de reservas internacionales y la sequía, que harán continuar el esquema de administración de la escasez de divisas, destacándose la continuidad de las restricciones a las importaciones”.

Desde OJF, por su parte, evaluaron “un resultado negativo del producto, con tensiones macroeconómicas no resueltas, con fuertes limitaciones por la falta de divisas y con un magro consumo privado derivado de años de contracción de los ingresos de las familias”. Y desde la consultora Sarandí anticiparon para 2023 “una suba de solo el 2% del PBI”, que “conforme vaya avanzando el flujo de liquidación de dólares se abrirá la posibilidad de flexibilizar controles a las importaciones, a expensas de una mayor velocidad de acumulación de reservas internacionales. Dada la restricción externa, el Gobierno tendrá que elegir cuánto crecimiento resignar para reducir el ruido financiero”.

Más allá del 2% establecido en el presupuesto oficial, las expectativas del gobierno nacional se mantienen en torno a lograr «el tercer año de crecimiento consecutivo, Argentina hace mucho que no crece tres años consecutivos», según las declaraciones del ministro Massa en enero pasado. Para ello el funcionario destacó que es necesario «la recuperación de crédito, recuperación de capacidad de consumo, y el otro gran camino es la recuperación de ingreso».

El contexto global

Al contexto local se suman las condiciones globales y su impacto en las economías de los países. En ese sentido, según las últimas proyecciones del Fondo Monetario Internacional (FMI) es posible advertir una desaceleración del crecimiento mundial para este año.

“Se proyecta que el crecimiento mundial registre un descenso estimado de 3,4% en 2022 a 2,9% en 2023, para luego repuntar a 3,1% en 2024”, señaló el organismo en su informe Perspectivas de la economía mundial. En esa línea, el pronóstico para 2023 es 0,2 puntos porcentuales más alto que el vaticinado en la edición anterior pero inferior a la media histórica (2000–19) de 3,8%.

“La subida de las tasas de interés de los bancos centrales para combatir la inflación y la guerra de Rusia en Ucrania continúan lastrando la actividad económica. La rápida propagación de la COVID-19 en China frenó el crecimiento en 2022, pero la reciente reapertura ha desbrozado el camino para una recuperación más veloz de lo anticipado”, agregó el Fondo. En cuanto a la inflación mundial estimó que “disminuya de 8,8% en 2022 a 6,6% en 2023, niveles aún superiores a los observados antes de la pandemia”.

Finalmente, para América Latina y el Caribe proyectó que el crecimiento disminuya de 3,9% en 2022 a 1,8% en 2023, con una revisión al alza para 2023 de 0,1 puntos porcentuales desde octubre.

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