Adrián Abonizio presenta trece poemarios inéditos en «Colección infinito»

El cantautor presentará su Colección Infinito, integrada por trece libros de poemas inéditos que publicó en formato bolsillo el sello independiente Soquete Terrorista. Lo acompañarán Beatriz Vignoli y Lisandro Murray.

El cantautor Adrián Abonizio presentará su Colección Infinito, integrada por 13 libros de poemas inéditos que publicó en formato bolsillo el sello independiente Soquete Terrorista. Son artesanales, cosidos a mano por sus propios editores. A modo de pie de imprenta se lee: «Este libro se terminó de imprimir, y eso es un hecho, si no usted no podría estar leyéndolo».

Lisandro Murray compaginó las obras. Los 13 libros se presentan en el marco de la Feria Marea en la Casona (San Lorenzo 2157, Rosario), este domingo 14 de mayo, a las 19. La poeta Beatriz Vignoli hablará de las obras. Luego amenizarán musicalmente la velada selectas melodías interpretadas por el acordeón de Tito. Una casona de origen señorial, que en la leyenda urbana está habitada por fantasmas y otras entidades no visibles, servirá de pasaje al mundo Abonizio, que él expresa en su poesía, tan abundante como desbordante de la musicalidad de sus canciones.

Musicalidad que se nutre de la rica tradición modernista y vanguardista de la poesía del siglo XX en lengua española (Federico García Lorca o Vicente Huidobro) y de la poesía del tango y del rock. La de Abonizio escribe una crónica lírica de los barrios de Rosario, cargada de malditismo y de spleen. «A mí Lorca me voló la cabeza», exclama en la vieja jerga del rock, y se reconoce en los músicos de ese género que también abrevan en la poesía moderna: «Patti Smith es mi poeta preferida. Una canción suya dura 17 minutos. Me gusta lo que está descalabrado, suelto, agarrado con pespuntes. Soy un enfermo de la lectura, pero no ando con un libro bajo el brazo. Manuel Romero, el autor favorito de Edmundo Rivero, escribía poesía: la poesía del tango. Me crié en eso. El rock me salvó parte de la vida; de esas mezclas uno se va haciendo, y uno tiene que ser un cronista».

«La única forma de vencer la inteligencia artificial es tratar de escribir en forma cada vez más personal; sentir que uno es parecido a uno mismo, a una misma. La forma en que no me ganen es que yo esté trabajando. Miro cómo habla la gente, las cosas que se dicen; soy igual que ellos. No nos han enseñado que uno puede liberarse con la palabra. Ni a ‘robar’ formas de hablar, de pintar, de cantar. Yo creo en el poder de la alquimia. Si no creés en eso, vas a ser un replicante de cosas. He escrito cosas incómodas, lo que me desacomoda está bueno. La poesía surrealista me salvó la vida», afirma Abonizio, que da talleres de escritura de canciones. Y que no alardea del Premio Gardel que ganó por Tangolpeando, uno entre la casi decena de álbumes, solistas o grupales, que lleva editados desde 1984. Pero que sí invoca al Zorzal Criollo en más de uno de los poemas reunidos en los trece libros, con ilustraciones de tapa por Ozkar: Un horizonte que cae vertical, La ciudad desvestida, Almacén de Diox, Voltio para enamorados, Cazamundos, Náuseas en el paraíso, Son Azur, Tenazas del Zodiaco, La Balada del francotirador corto de vista, Cómicos de la legua, En el pesebre de la gata, 8 y 5, Ciroyo.

«Hace años que venimos trabajando en esto», cuenta Lisandro Murray, de ediciones Soquete Terrorista. «Durante el invierno del 2018 nos reunimos literalmente a diario para corregir y compaginar los cientos de poemas. Empezaron siendo tres libros: uno de color verde, otro amarillo y finalmente uno rojo. Después vino con cinco libros más. Siendo ocho, nace el nombre de la colección: volteando el número y quedando el símbolo del infinito. Con los cinco libros que trajo luego, entendí que este hombre no podía parar de escribir». Y lo peor es que Abonizio escribe cada día mejor.

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