La marihuana se presenta como una alternativa de uso medicinal en gran crecimiento. Cada 15 de noviembre se celebra el Día Mundial del Cannabis Medicinal y en el marco de esta nueva celebración abordamos debates: Reprocann y cultivo hogareño.
En mayo de este año se promulgó la Ley de Cannabis Medicinal y Cáñamo Industrial. El presidente Alberto Fernández calificó el hecho como un nuevo derecho para la salud y «otro triunfo de la sociedad contra la hipocresía». Para llegar a ese punto, hubo un comienzo, liderado por organizaciones sociales y familiares de niños y niñas con enfermedades severas, quienes buscan y luchan desde hace años por herramientas para poder acceder a los beneficios de la planta en tratamientos alternativos.
Con este piso legal, en la provincia se dio inicio al cultivo de cannabis medicinal y se plantaron más de 200 ejemplares de cannabis sativa en la forma de cultivo exterior, para comenzar los primeros ensayos para la investigación, desarrollo y producción pública santafesina de Cannabis Medicinal.
La Asociación Mamás Cannabis (MACAME), madres en lucha por la legalización del cultivo con fines terapéuticos, sostienen que sus inicios buscaban que la Justicia Federal santafesina las proteja «no solamente en cuanto a la persecución, sino también ante posibles hechos delictivos». «Somos la mayoría mujeres solas, y nuestros chicos padecen patologías severas», explica Laura Acosta, presidenta de la organización.
Uso medicinal
La ley 27.350, sancionada en 2007, estableció las bases para la investigación médica y científica del uso medicinal de la planta y sus derivados, y creó también el Programa Nacional para el Estudio y la Investigación de su uso medicinal en el ámbito del Ministerio de Salud. Luego, acompañó la ley 27.669, que establece un «marco regulatorio para el desarrollo de la industria de cannabis medicinal y el cáñamo industrial» en Argentina.
Con este panorama, en la provincia el Aceite de Cannabis LIF ya es una realidad. Propuesto para distribución gratuita, exclusivamente a través de la prescripción médica (receta archivada) y bajo el Plan de Gestión de Riesgo del Laboratorio Industrial Farmacéutico, para efectuar su farmacovigilancia.
Sin embargo, Laura entiende que no es la opción ideal para todos los casos y enfermedades: «Es un producto que se está haciendo a base de una molécula cristalizada creada en el LIF, lo natural y lo laboratorio son dos cosas diferentes. Mientras tanto, nosotras tenemos que seguir cultivando las distintas variedades. Como mamá y conociendo la patología de mi hija (epilepsia severa), tengo que variar entre distintas cepas», aclara.
Y añade: «Hay mamás que lo consumen y celebramos la investigación y el avance, pero hay casos donde necesariamente nuestros hijos necesitan toda la planta. Nosotras impulsamos el primer proyecto de cannabis medicinal en la provincia y siempre buscamos que la parte médica y científica se involucren».
Sobre la variedad de plantas y efectos, Sofia Morello, militante cannábica, explica que hay semillas más «populares» o conocidas para algunas patologías, pero depende del usuario o usuaria: «la elección de la genética para tratamientos medicinales depende no sólo de las características de la misma, sino también del uso y efecto que se busca en el paciente, y de la patología o condición del mismo. Por ejemplo, la genética Charlotte es muy utilizada para la epilepsia refractaria e incluso lleva ese nombre por una niña de EEUU que padecía Síndrome de Dravet».
«Quien padezca dolor, posiblemente utilice genéticas altas en THC, a diferencia de quien padece ansiedad, por ejemplo, que optará por aquellas altas en CBD», describe Morello.
Cultivo hogareño y Reprocann
«Uno de los beneficios del autocultivo es la tranquilidad de saber lo que se consume y en qué condiciones fue producido», explica Sofia, y agrega: «Además, nos empodera, ya que nos otorga la potestad de autogestionar nuestra salud. Pero por sobre todo, cultivar cannabis es una actividad terapéutica en sí misma: cuidar a la planta, poner las manos en la tierra, conectar con la naturaleza, también hace bien».
Desde Macame, encuentran sus contradicciones con el Registro del Programa Cannabis (Reprocann): esta inscripción establece la autorización legal al cultivo controlado con fines medicinales y/o terapéuticos a personas o entidades que necesiten cultivar para un tercero y para profesionales de la salud que necesiten certificar a sus pacientes.
«Es un registro que no tiene nada para ofrecernos, ni siquiera una herramienta como un curso o capacitación», dice Laura. Desde la organización presentaron un amparo al respecto, en la Corte Suprema de Justicia de la Nación, que resulta un precedente histórico. Se establece que cualquier persona o mamá en (este caso) que esté cultivando por cuestiones de salud y lo pueda avalar mediante un seguimiento médico de una historia clínica, no debe ser perseguida estando o no dentro del registro.
Según Sofía, en cambio, el Reprocann es el sueño cumplido de todo cultivador y usuario de cannabis, sin renegar del avance que significó en el país. «En nuestro país, contando con el aval de un médico/a, estamos habilitados a tener hasta 9 plantas en floración. En teoría, quienes utilizamos cannabis podemos caminar tranquilos por la calle y eso es invaluable», precisa.
Pero resalta los grises; «Digo en teoría, porque sigue habiendo allanamientos a usuarios de Reprocann. Ni la policía, ni las fuerzas federales, ni el poder judicial están lo suficientemente capacitadas en la materia»
«Salir del closet» cannábico
Sofia habla de visibilizar al cannabis, a sus consumidores y a sus usos: “Salir del closet” de la marihuana. En este sentido el estigma y prejuicios en cuanto a la planta aún están vigentes pero con grandes transformaciones.
«El cambio de paradigma realmente era lo que buscábamos desde el minuto uno que empezamos a implementar esta terapia, yo sabía y entendía que iba a haber un estigma muy fuerte y grande. De hecho, lo he vivido desde distintas situaciones, a través de las redes sociales diciendo que drogaba a mi hija, esas cosas duelen, pero la sociedad no estaba preparada», recuerda Laura.
Hoy a seis años de distancia del inicio Laura ve las transformaciones: «se encuentran otras miradas, hay gente aprendiendo a cultivar, y el debate público y político en Santa Fe ayudó a eso»
Morello reflexiona: «El activismo de la comunidad cannábica fue esencial para estas transformaciones, y será también esencial para garantizar que las mejoras alcancen a todes y no dejen a nadie afuera. Es importante, que empiece a verse que la gente que consume cannabis es muy diversa y no responde sólo a un estereotipo de persona».