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En Rosario se sigue juzgando a genocidas

En la megacausa Guerrieri IV comenzaron a testimoniar los familiares de las víctimas. También declaró el ex personal civil de inteligencia Eduardo Tucu Costanzo, quien no aportó nada nuevo, y el represor Juan Amelong volvió a reclamar prisión domiciliaria. Las audiencias son semanales y seguirán adelante este lunes, desde las 10.

Rosario sigue juzgando a los responsables del terrorismo de Estado en la región. En el marco del cuarto tramo de la megacausa conocida como Guerrieri, el lunes pasado comenzaron a escucharse los testimonios de familiares de las víctimas Bernardo Depetris y Segismundo Martínez. En este juicio se ventilan los delitos cometidos por ex miembros militares y civiles del Destacamento de Inteligencia 121 y de la Delegación Rosario de la Policía Federal. Es, además, la primera vez que se aborda el funcionamiento de un centro clandestino de detención en un predio perteneciente a la Iglesia católica.

“Más allá de que tuvimos juicio el año pasado, la sentencia de la causa Klotzman fue un proceso que vivimos desde una manera muy atípica porque fue en el marco de la pandemia, y fue casi íntegramente por Zoom”, señaló Nadia Schujman, abogada de la agrupación Hijos y quien patrocina a varios y varias querellantes, y confesó: “Es una celebración poder volver a estar de manera presencial. Siempre los juicios tienen muchos sentimientos encontrados por todo lo que implica un proceso colectivo llevado adelante después de más de 40 años. Con sinsabores, con ausencias, pero con la alegría de la conquista. En este momento, en el que el poder judicial más que nunca es un terreno de disputa, que estemos pudiendo llevar adelante esto es gracias a la lucha de los organismos, de las personas que represento y de gran parte de la sociedad argentina”.

“Firmo la perpetua ya”

La tercera audiencia comenzó con Eduardo Tucu Costanzo tomando la palabra. El ex PCI (Personal Civil de Inteligencia) empleó su tiempo para victimizarse y atacar a magistrados, fiscales y testigos de causas anteriores. El represor, que confesó haber sido parte de la patota del Batallón de Inteligencia 121, en cuyo circuito se encontraban los centros clandestinos La Calamita (Granadero Baigorria), Casa Salesiana Ceferino Namuncurá y Quinta de Funes, La Intermedia (La Ribera), Escuela Magnasco y Fábrica Militar Domingo Matheu (Rosario), negó tener conocimiento de delitos que se hubieran cometido en dichos lugares de reclusión ilegal, y mucho menos de quiénes daban las órdenes. Llegó incluso a decir que se le debía agradecer por sus aportes a la Justicia y se envalentonó: “Si el juez Bailaque quiere que lo ayude a ascender a camarista, le firmo la perpetua ya”.

Guardado en la memoria

Luego fue el turno de las testimoniales de familiares de víctimas. La primera en intervenir, vía Zoom, fue Emma De Benedetti, quien testificó en relación al secuestro y posterior asesinato de su compañero y padre de su hija, Bernardo Depetris. Desde Francia, donde reside desde que decidió exiliarse inmediatamente después de conocer el derrotero final de Depetris, dio cuenta de la militancia de éste en las filas del PRT (Partido Revolucionario de los Trabajadores) y de cómo, después de varios días de estar desaparecido, hicieron aparecer su cuerpo asesinado en el interior de un auto simulando un enfrentamiento armado con fuerzas de seguridad. Posteriormente, y también desde ese país europeo, su hija Gabriela, visiblemente conmocionada, alcanzó a relatar cómo fue crecer en el extranjero, sin su padre y con un silencio absoluto de toda su familia producto del terrible dolor que les significó aquella situación. También declararon de manera virtual pero desde Santa Fe capital Graciela y Pablo Depetris, hermanos de la víctima. Éste último rememoró el momento en el que tuvo que identificar el cuerpo de Bernardo que estaba completamente lacerado (“Lo reconoció por las manos”, había contado Graciela minutos antes) y sin la posibilidad de realizar un velorio. Para dimensionar la magnitud del daño producido, Pablo remarcó que su padre, que había sido presidente de la Corte Suprema de Justicia provincial, “se murió con culpa, sintiéndose responsable por lo que hubiera podido cambiar si hubiera interpuesto un habeas corpus”.

Acto seguido, Segismundo Martínez se hizo presente en la sala de los tribunales federales y recordó la figura de su padre homónimo y señaló: “Presenté varios habeas corpus en distintas dependencias y en todas, después de hacerme esperar horas y horas, me los rompieron en la cara”. Segismundo padre era el dueño de un puesto de café al que Depetris justamente se dirigía en una cita pautada a la que nunca llegó, y en el que se distribuía la revista del PRT. “Yo no puedo asegurar que mi papá militaba porque desde hacía un tiempo teníamos una relación distante. Sé que odiaba la dictadura, pero no que tuviera esa militancia”, admitió su hijo mirando de frente a la jueza.

El gran provocador

En medio del proceso que se viene llevando adelante desde el 1° de agosto en los tribunales federales de bulevar Oroño al 900, una Cámara de Casación Penal le otorgó el beneficio de prisión domiciliaria al ex teniente coronel del Ejército Juan Daniel Amelong –que ya tiene cuatro condenas y está siendo juzgado en Guerrieri IV–, por cuestiones de salud. “La gravedad de esto es que en un momento emblemático en el que está en jaque el accionar del Poder Judicial y hay una necesidad imperiosa de una reforma –sabemos todo lo que sucede en Comodoro Py–, esta sala, que ya benefició a otros represores con domiciliarias, saca dos sentencias totalmente contradictorias con una diferencia de apenas diez días y con la inseguridad jurídica que eso genera”, fustigó Schujman, y argumentó: “Es gravísimo que dos fallos de un tribunal de la misma jerarquía jurídica sean tan contradictorios respecto de una misma persona y un mismo tema”. Aunque aclaró: “Independientemente de eso, no se debería efectivizar la prisión domiciliaria porque está confirmada su prisión preventiva en la causa que tiene (el juez Marcelo) Bailaque. Si Bailaque lo larga sería muy costoso. La defensa de Amelong está ganando tiempo, pero Bailaque tiene que confirmar que tiene que seguir la situación tal como está confirmada por casación”.

La noticia generó un gran e inmediato repudio entre los organismos de derechos humanos. Desde Hijos Rosario recordaron que “Amelong tiene 3 condenas a prisión perpetua, otra a 18 años y por estos días se lo juzga en Guerrieri IV… ¡¡¡y se quiere ir a su casa!!!

En los diversos juicios hostigó a los familiares y se burló de los procesos judiciales”. Cabe destacar que en procesos anteriores, el represor se cansó de provocar ingresando a la sala con una vincha en la que se leía “Legalidad” o portando una pancarta con la leyenda: “Macri Miente? sigue el curro”, en referencia a “el curro de los derechos humanos” tan en boga durante los 4 años del gobierno de Cambiemos.

Lunes otra vez

Las audiencias son semanales y seguirán adelante este lunes 29. Las declaraciones testimoniales, que en esta oportunidad serán en relación a los casos de Segismundo Martínez, José Alejandro Ruggero, Marta del Pilar Luque, Irma Edith Parra, Ernesto Cian e Isabel Soto, comenzarán pasadas las 10 de la mañana debido a que estará participando de forma presencial el juez Jaime Díaz Gavier, quien viaja desde la ciudad de Córdoba.

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