El Gobierno salió a aplicar una fuerte intervención monetaria para evitar un mayor traslado a precios de la suba del dólar. Sin embargo, el efecto se sintió.
Tras la suba del dólar de fines de julio, el gobierno de Javier Milei hizo todo lo posible por evitar que la inflación se acelere en agosto. Pero, a pesar de la fuerte intervención monetaria a través de las tasas y los encajes, la mayoría de las consultoras estiman que la suba de precios terminó aumentando el mes pasado por encima del 2%.
Concretamente, la inflación de agosto habría sido de un 1,8% para Analytica, de un 2% para FIEL, de un 2,1% para Eco Go y de un 2,3% para Sarandí, según un relevamiento que pudo hacer El Destape.
La mayoría pronostica al menos una leve aceleración respecto al 1,9% que marcó el IPC en julio, según el Indec. De comprobarse, sería el tercer aumento seguido de la suba de precios, tras el 1,6% de junio previo.
Uno de los rubros que más subió en el mes, y seguramente el de mayor incidencia, es el de los alimentos, que aumentaron un 2,5%, según Eco Go. La cifra fue motorizada por importantes aumentos en estacionales como frutas y verduras, pero también por el traslado a precios de la suba del dólar a inicios del mes.
Otro rubro que aumentó por encima del promedio general, marcó Eco Go, fue el de «transporte y comunicación» (2,9%), con incrementos en los boletos del subte y colectivos de CABA y GBA y subas desreguladas de internet, celular y cable. También tuvo un fuerte incremento «bienes y servicios varios» (4,8%), mientras que hubo aumentos importantes en «indumentaria» (1,9%) y «vivienda» (1,8%), marcó la misma consultora.
Al contrario, los rubros que menos aumentaron, según la propia Eco Go, fueron los de «equipamiento del hogar» (0,2%), así como los de «esparcimiento» (0,5%) y «educación» (0,8%), que ya habían tenido importantes subas estacionales en julio.
La suba inflacionaria pese a la intervención oficial
La aceleración de la inflación en agosto, pronosticada por la mayoría de las consultoras, era el escenario esperado ya desde fines de julio. Esto se debe a que fue precisamente durante aquellos días que se produjo el gran salto en el dólar de aproximadamente el 6%, que equiparó al que se había acumulado en el resto del mes.
Así, la previsión de los analistas fue que en agosto se terminaría por desatar el pass-through (aumento de los precios por la suba del dólar) que el Gobierno había logrado básicamente evitar durante julio gracias a la relativamente baja nominalidad.
El traslado a precios efectivamente se produjo, sobre todo a inicios del mes. Por ejemplo, la consultora LCG precisó que los alimentos y bebidas subieron un 2% la primera semana de agosto y otro 1,1% en la segunda.
Sin embargo, lo que podría haber sido una suba de precios mayor y más prolongada en el mes se vio morigerada por la fuerte intervención oficial. Ya el 2 de agosto, un tuit de Javier Milei generó presión para que los supermercados moderasen las remarcaciones del cambio de mes, como finalmente hicieron.
Pero la intervención más importante vino de parte del Tesoro y del Banco Central, quienes buscaron a toda costa restringir la cantidad de dinero en circulación y procurar que no siga subiendo el tipo de cambio.
Durante agosto el equipo económico más que duplicó los encajes, convalidó tasas de más del 75% en la última licitación, siguió interviniendo en el mercado de futuros y limitó los movimientos en dólares de los bancos. Como consecuencia, las tasas de los plazos fijos ya superan el 50% efectivo anual en algunos casos.
Gracias a estas medidas que hacen trizas el manual libertario, el pass-through terminó siendo más suave que lo esperado. Tras las primeras dos semanas, «lo que ocurrió es que cuando el dólar tocó ese máximo de 1.380 pesos, salieron a intervenir muy fuerte, con un apretón monetario y generando condiciones para para reconstruir el carry trade. Fue un pasaje a precios de moderado a bajo», señaló Sergio Chouza, titular de la consultora Sarandí. Para Juan Luis Bour de FIEL, en tanto, «los bienes tomaron algo de pass-through, pero en los servicios el traspaso es más lento».
Por supuesto, la inflación no se moderó solo por el enésimo renacimiento del carry trade, sino, tanto o más importante, por la falta de poder adquisitivo de la mayoría de la población, que no deja margen a los proveedores para aplicar fuertes aumentos.
La misión central del Gobierno es evitar que la inflación (y por lo tanto el dólar) se disparen en estos dos meses que quedan antes de las elecciones nacionales, sacrificando así cualquier dinamización de la actividad. Parece que ni eso alcanzaría para que el IPC vuelva a traspasar el piso del 2%.