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Adolfo Rodríguez Saa se resiste a acompañar el proyecto impulsado por los gobernadores

El Frente de Todos no cuenta con los votos necesarios para avanzar con la ampliación del máximo tribunal. Las negociaciones con los aliados y la fricción con Juntos por el Cambio.

Por segunda vez consecutiva, el debate por la ampliación de la Corte Suprema de Justicia quedó en stand by. Mientras el Senado avanza con iniciativas generadoras de dólares apuntaladas por Sergio Massa, la agenda judicial, si bien muy presente en el kirchnerismo frente a las irregularidades de la causa Vialidad, tiene problemas para progresar en el recinto. La traba principal tiene nombre y apellido: Adolfo Rodríguez Saa, el senador del oficialismo que se resiste a acompañar el proyecto impulsado por los gobernadores que incrementa a 25 el número de supremos. Con los números ajustados – no solo por no contar con una mayoría en la cámara, sino también porque el interbloque tiene algunas bajas por enfermedad -, el Frente de Todos se debate entre si «ir o no a la guerra», tal como define un senador del oficialismo, en el contexto de una ya de por sí tensa relación con la oposición.

Hasta último momento, el Frente de Todos especuló con incluir el proyecto de ampliación de la Corte Suprema en el temario de la primera sesión luego del receso invernal (que fue el miércoles). El martes, sin embargo, el interbloque hizo los números y habían demasiadas bajas como para poder arriesgarse a avanzar con una iniciativa que generaba tal nivel de fricción con Juntos Por el Cambio. El oficialismo necesitaba del acompañamiento de la oposición porque, por sí solo, no llegaba a alcanzar el quórum, por lo que terminó predominando la lógica de avanzar sólo en temas de consenso (aunque, finalmente, JxC terminó fragmentándose y votando de diferentes maneras en algunos de los proyectos). «Tenemos 35 senadores y necesitamos 37 para poder avanzar. Con eso no podemos ir a la guerra, no pasamos ni el primer round«, explicaba uno de las espadas del oficialismo que encabeza las negociaciones para alcanzar el número.

El interbloque oficialista cuenta con 35 bancas propias pero, debido al rechazo de Adolfo Rodríguez Saa a acompañar el proyecto de los gobernadores, el FdT debe arrancar a pescar votos con uno menos. El oficialismo cuenta a la misionera Magdalena Solari Quintana -aliada habitual del FdT- y la riojana Clara Vega -peronista disidente que entró como parte de una alianza de JxC pero que, en los últimos meses, se ha ido acercando cada vez más al FdT- como dos votos casi asegurados. El rionegrino Alberto Weretilneck, el otro gran aliado del FdT en la Cámara alta, esta vez no acompañará ya que defiende el proyecto de su autoría que amplía a 16 les integrantes de la Corte Suprema, estableciendo un cupo de integrantes por región para garantizar el federalismo. «No va a negociar», insisten desde el entorno del exgobernador rionegrino.

Los ojos, entonces, están puestos en la postura que adoptó Rodríguez Saa, exgobernador de San Luis y hermano del actual gobernador que, dicho sea de paso, fue uno de los principales impulsores del proyecto de 25 supremos que actualmente se está discutiendo. De momento, el senador puntano -que se encuentra fuera del país y no participó de la última sesión- «sigue sin consentir», según indicaron desde el interbloque, ya que insiste en defender su proyecto de 9 integrantes. Algunos senadores del FdT, sin embargo, consideran que, cuando llegue el momento, Rodríguez Saa «no va a poner palos en la rueda» y ayudará a conseguir el quórum de 37 senadores. Después, en todo caso, podrá abstenerse en la votación, pero el FdT contaría con la mayoría para aprobar el proyecto.

El debate por la ampliación de la Corte comenzó hace más de tres meses, luego del desembarco del presidente del Máximo Tribunal, Horacio Rosatti, en el Consejo de la Magistratura como resultado de un fallo de inconstitucionalidad que el FdT calificó de «golpe institucional». A modo de respuesta, y como parte de la contienda política que el FdT (fundamentalmente el kirchnerismo) sostiene con la Corte Suprema hace tiempo, el Senado – es decir, la cámara que preside Cristina Fernández de Kirchner – decidió avanzar en una reforma del órgano máximo del Poder Judicial. Se presentaron varios proyectos pero, finalmente, terminó predominando el que propuso el conjunto de mandatarios que forman parte de la «Liga de gobernadores» (que decidieron sumarse a la discusión en el marco del litigio que la Nación sostiene con la Ciudad de Buenos Aires por la coparticipación). El proyecto de 25 jueces y juezas tuvo dictamen el 29 de junio y estuvo a punto de ser tratado unas semanas después pero, al igual que sucedió el miércoles, el FdT se dio de frente con que no tenía los números.

En el interin, el oficialismo fue avanzando con otros proyectos para «mostrarles los dientes» a la Corte. Este fue el caso del pedido de informe para que la Rosatti diera cuenta de las irregularidades de la obra social del Poder Judicial, como del avance de los proyectos de Oscar Parrilli y Juliana Di Tullio que flexibilizan los requisitos para realizar consultas populares (con la idea de buscar herramientas que le permitan sortear las trabas legislativas que muchas veces se presentan para las iniciativas judiciales).

Mientras las negociaciones continúan, el foco del FdT estará puesto en avanzar con la agenda económica que Sergio Massa le pidió al Congreso en su primera conferencia de prensa. Sancionado el blanqueo para la construcción, el Senado ahora avanzará con convertir en ley el régimen de promoción a la industria automotriz (que ya tuvo dictamen el martes). Luego, buscará avanzar también con la ley de promoción de la bio y nanotecnología, que en el interbloque calculan que se comenzará a debatir la semana próxima.

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