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La mitad de los residuos domiciliarios son orgánicos y pueden ser reciclados

En el Día del Reciclaje que se celebra este martes, ambientalistas de la organización Eco House proponen separar residuos y compostar para generra menos cantidad de basura y favorecer la economía circular.

La separación de residuos y el compostaje pueden realizarse «sencillamente» en los hogares para que los materiales de descarte «vuelvan a tener utilidad» y se reduzca gran parte de los residuos que las personas generan a diario, de lo cuales «más del 50% son orgánicos», señalaron a Télam referentes ambientalistas en ocasión del Día Mundial del Reciclaje, cuya celebración es este martes.

Las organizaciones ambientalistas consultadas remarcaron la importancia de que las personas reflexionen sobre sus hábitos de consumo con el propósito de que incorporen acciones que contemplen lo que especialistas y activistas denominan «las tres r»: reducir, reusar y reciclar.

Federico González Chapur, referente de la organización ambientalista Eco House, destacó que, en líneas generales, existen dos tipos de medidas que pueden ser incorporadas para contribuir a la preservación y sostenibilidad del planeta: «Las colectivas, de gran alcance, y las individuales, restringidas a una esfera más íntima y privada, de menor escala».

«Así como reciclar sin que los Estados lleven a cabo un plan de transición energética no va a alcanzar, tampoco sería suficiente lo inverso: que Argentina implemente un plan de transición energética mientras miles de personas continúan reproduciendo, sin malas intenciones, un sistema de consumo lineal de ‘comprar y tirar'», sostuvo González Chapur.

En ese sentido, el activista caracterizó como «fundamental» la realización de tareas de separación de los residuos. Y solicitó tener en cuenta que, cada vez que llenamos la bolsa de basura, «más de la mitad está compuesta por residuos orgánicos, que no tardan en descomponerse».

González Chapur explicó que se puede reciclar de manera «súper sencilla» en el hogar. «Con tan solo disponer de una bolsa o tacho separado -dijo-, alcanza para ir arrojando ahí los envases y materiales que son reciclables». Entre ellos mencionó: plásticos, metales, vidrio y cartones limpios.

Al respecto, el ambientalista agregó lo que llamó «un beneficio más» de la separación de residuos: «Hoy en día son miles los trabajadores recicladores urbanos en estado de precarización. Gracias a ellos es que nuestros residuos reciclables llegan a destino».

Los restos orgnicos pueden compostarse

«¿Es lo mismo tener que revolver basura para encontrar materiales reciclables a que ya estén correctamente separados?», se interrogó para luego responder: «Parece una pavada, pero no lo es. Es reciclando como logramos que ese material producido por el ser humano pueda volver a tener utilidad».

En tanto, remarcó la importancia de que el Estado promueva una ley que promueva que los fabricantes se hagan responsables financiera o físicamente de aquellos productos una vez agotada su vida útil. «Son quienes generan estos residuos», enfatizó González Chapur.

Y agregó que el rol del Estado debe contemplar la clausura de los basurales a cielo abierto y la promoción de un sistema de recolección y disposición diferenciada.

«Con personas educadas e informadas y un Estado responsable, vamos a producir un gran cambio en una de las problemáticas de esta crisis social y ambiental que es la gestión de los residuos», agregó.

Por su parte, la organización Raíces Urbanas realiza talleres de educación ambiental, agroecología y desarrollo sustentable, entre los que se encuentran los dedicados al compostaje, un proceso que transforma los residuos orgánicos y permite convertirlos en abono para la tierra mediante un proceso natural de oxidación.

El compostaje

Emilio Bidegain, uno de los referentes de la organización, señaló que, a través de este proceso, «aproximadamente un tercio de los residuos que producimos a diario se van a convertir en ese compost, que vuelve a circular en la cadena de la naturaleza».

Además, remarcó la importancia de esta transformación por dos motivos: por un lado, el producto servirá como abono para la tierra, y por otro, permitirá reducir la cantidad de basura que se produce, lo que tiene un «impacto notorio tanto a nivel micro como a nivel macro».

Entre los residuos más habituales que pueden utilizarse para el compost se encuentran -en mayor cantidad- las cáscaras y restos de frutas y verduras, junto con la yerba, el café, los restos de infusiones, la cáscara de huevo y frutos secos, y residuos de jardín como hojas secas, pasto y ramas.

El referente también explicó que la gestión de los residuos y el compostaje permiten salir de la idea de «consumo lineal» y pensar en términos de «economía circular», al desviar los desechos del camino que conducen al cordón sanitario.

«Esto a primera vista puede parecer menor, pero no lo es. Los seres humanos en grandes concentraciones como las que tenemos en las ciudades producimos muchísima basura todos los días, esa basura tiene que ser recolectada y se redistribuye en basurales, que son focos de contaminación y de infecciones», añadió.

A su vez, con una mejor gestión de la cantidad de residuos orgánicos que se generan a diario también se reducen los medios de transporte, y por lo tanto, la huella de carbono que genera ese transporte.

De esta forma, Bidegain sostuvo que «los beneficios son múltiples desde desde todos los puntos de vista, no solamente ecológicos, sino también económicos».

Para iniciarse en la gestión de residuos, Bidegain recomendó que «es importante detenernos a pensar y a reflexionar sobre nuestro consumo y sobre nuestro poder como consumidores».

«Preguntarnos qué consumimos y de dónde viene. Si compro un producto que viene desde lejos y tiene un gasto agregado de transporte y ese transporte produce gases de efecto invernadero, si viene con muchos envoltorios que después no voy a poder reutilizar y que van a ir directo al tacho de reciclables», ejemplificó.

Por último, resaltó la importancia de que las personas puedan constituirse como «agentes de cambio», ya sea a partir de la educación ambiental, el trabajo en una huerta o a través de talleres que combinen arte y naturaleza: «Tomando elementos reciclables y de la naturaleza nos sirve para expresar y construir colectivamente nuevos sentidos, nuevas formas de de ver y pensar el mundo».

Y concluyó que «hay que empezar a pensar que la ciudad es parte de la naturaleza. Pensar en la salud del ambiente es pensar en nuestra salud».

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